Frases del libro Obsidian de Jennifer L. Armentrout.

- Nunca vuelvas a llamarme así - le espeté.
- Es mejor que llamarle "tarado" a alguien, ¿no? - Salió por la puerta- Qué visita tan estimulante. La recordaré mucho tiempo.
Aquello ya era suficiente.
- ¿Sabes qué? Tienes toda la razón. Mira que llamarte tarado...Esa es una palabra que no te define bien - le dije sonriendo - "gilipollas" te pega más.
-Con que "gilipollas", ¿eh?- repitió- Eres un encanto.
Levanté el dedo corazón.

Pestañeé. "Disimula, Katy, disimula"
- ¿Qué has dicho?
- Que tienes la cabeza sucia- repitió en voz baja. Sabía que Dee no podía oírle-, llena de tierra. ¿Qué creías que quería decir?
- Nada-...Tener a Daemon tan cerca no me reconfortaba en absoluto- Es normal ensuciarse cuando plantas.
Los labios le temblaron un instante.
- Hay muchas maneras de ensuciarse. Aunque no tengo la intención de mostrártelas.
- Pues sí ¿Y tú siempre te quedas mirando a los tíos cuando llamas a su puerta para preguntar por una dirección?
- ¿Siempre abres la puerta medio desnudo?
- Pues sí. Y no has respondido a mi pregunta. ¿Siempre pegas esos repasos?
Las mejillas me ardían.

- Te odio - resoplé.
- El sentimiento es mutuo - Me miró por encima del hombro - Me juego veinte pavos a que llevas bañador y no biquini.
Era insufrible.
Sin quitarme los ojos de encima, acercó aún más su pupitre.
- ¿Sabes una cosa?
- ¿Qué?
- Que he entrado en tu blog.
Ay, Dios. ¿Cómo lo había encontrado? Un momento; la pregunta que debía hacerme era la siguiente: ¿por qué lo había encontrado? Mi blog no podía buscarse a través de Google...Estaba flipando en colores.
- Ya estás acosándome otra vez, ¿no? ¿Tengo que llamar a la poli para que te ponga una orden de alejamiento?
- Ni en sueños, gatita - Sonrió - Ah, espera, que ya salgo en ellos, ¿verdad?
Puse los ojos en blanco.
- Más bien apareces en mis pesadillas, Daemon.
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- ¿Me estás preguntando si me atraen las humanas? - dijo. El pelo le caía hacia delante en ondas. Unas gotitas de agua le recorrían los mechones y acababan salpicándome la mejilla - ¿O si eres tú la que me atrae?
- Estás...muy guapa, por cierto. Demasiado guapa para estar con ese idiota.
Me sonrojé y bajé la vista.
- ¿Te has tomado algo?
- Pues no, la verdad. ¿Por qué me lo preguntas, si puede saberse?
- Porque nunca me dices nada agradable.
- Touché.

De repente Daemon estaba delante de mí, a apenas un centímetro de mi rostro.
- ¿Qué soy?
- Ignorante
-¿Y qué más?
- Prepotente, controlador...-...- Y un...cretino.
- Venga ya, gatita, seguro que puedes hacerlo mejor- ... - Todavía no me creo que no te sientas atraída por mí.
.....
- Seguro que hasta sueñas conmigo - Bajó la vista hacia mis labios y sentí que se despegaban- Seguro que escribes mi nombre en tus libretas, una y otra vez, rodeado por un corazoncito.
Me reí.
- En tus sueños, Daemon. Eres la última persona a la que...
Daemon me besó.
.
¡Y eso fue todo!
¿Les gustaron las frases?, porque a mi sí jajaja, ya había olvidado lo ardiente que era Daemon *--*